Hace unos meses la Harvard Business Review publicó un artículo relacionado con las razones más comunes por las que nos sentimos mal antes morir.
En el artículo se comentaba el estudio que realizó una enfermera que registró por años los lamentos más comunes de los ancianos antes de morir. Bronnie Ware es una enfermera australiana que pasó varios años trabajando en la unidad de cuidados paliativos, la atención de pacientes en las últimas 12 semanas de sus vidas.
Ware habla de la claridad de la visión espectacular que la gente obtiene al final de sus vidas, y cómo podemos aprender de su sabiduría. Cuando se le preguntó acerca de cualquier lamento que tenían o cualquier cosa que harían de manera diferente”, dice ella, “temas comunes surgieron una y otra vez. No había ninguna mención de más sexo o saltos de bungee.
Aquí están los cinco lamentos que más se dijeron:
1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida de acuerdo a mis principios, no a lo que los demás esperaban de mi.
Este era el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta que su vida está a punto de terminar y mirar hacia atrás con claridad en ella, es fácil ver cuántos sueños se han cumplido. La mayoría de la gente no había cumplido aún la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las decisiones que habían hecho, o que no hicieron.
2. Ojalá no hubiese trabajado tan duro.
Esto vino principalmente de los hombres. Echaban de menos la juventud de sus hijos y la compañía de su pareja. Las mujeres también hablaron de este lamento, pero la mayoría eran de una generación anterior, muchos de los pacientes de sexo femenino no habían sido el sostén de la familia.
3. Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos.
Mucha gente suprimió sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Como resultado, se conformaron con una existencia mediocre y nunca llegaron a ser lo que eran realmente capaces de llegar a ser.
4. Me gustaría haber estado en contacto con mis amigos.
A menudo no se dan cuenta verdaderamente de todos los beneficios de sus viejos amigos hasta que mueren y no siempre fue posible localizarlos. Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que se habían dejado caer por la única amistad del dinero en los últimos años. Hubo muchos lamentos profundos acerca de no dar a la amistad el tiempo y el esfuerzo que merecían. Todo el mundo echa de menos a sus amigos cuando se está muriendo.
5. Me gustaría haber sido más feliz.
Muchos no se dan cuenta hasta el final de que la felicidad es una elección. Pasaron más tiempo en hacer creer a los demás que son felices que en tratar de serlo.
Estas premisas de Bonnie Ware que ha sacado de las personas que están en su lecho de muerte, hace que el balance de los moribundos pueda resultar un examen frustrante.
Según Ware, es bueno que todas las personas que están en la plenitud de sus condiciones reflexionen a tiempo para cambiar sus propósitos y puedan reconducir la marcha de los años para que en el momento de enfrentar la muerte, puedan partir tranquilos con el recorrido a lo largo de la vida.
Has pensado ¿De que te lamentarías si mañana fueses a morir? Piensas hacer algo para cambiarlo? La vida se pasa en un instante, cambia ahora!
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