Avon es un tema aparte cuando hablamos de negocios multinivel y esquemas piramidales. Acostumbrados a ir saltando de estafa piramidal en estafa piramidal cuando la anterior se volvía insostenible económica y moralmente, creyendo que todas ellas eran negocios multinivel lícitos, apareció Avon y su competencia más directa, Oriflame. Pero es de Avon de lo que trata esta opinión, aunque vaya estrechamente ligada a Oriflame y tenga tantas similitudes que sea indiferente vincularse a una o a otra empresa.
¿Qué sucede con Avon?
Cuando uno de los principios básicos del MLM es no invertir en publicidad para así pagar más a sus distribuidores por hacer esa publicidad, va Avon y lanza una campaña en televisión. Cuando todos los MLMs cobran de alguna forma para entrar en la red, va Avon y ofrece hacerse distribuidor gratis. Cuando todos venden el sueño de hacerse millonarios, va Avon y ofrece sólo unos ingresos extras. Cuando en otros MLMs los distribuidores tienen que comprar sus productos antes de venderlos, va Avon y se pueden vender antes de comprarlos. Cuando todos intentan vender la oportunidad de participar en un sistema de marketing revolucionario, va Avon e intenta hablar lo menos posible del MLM, enfocándose en el conocido champú para niños con olor a fresa que la inmensa mayoría de distribuidoras usan como argumento para vulnerar las defensas del cliente. Cuando los eventos y reuniones de otros MLMs son para aparentar estar eufóricos de alegría y actuar para reclutar a más gente, va Avon y realiza teóricamente esas reuniones para enseñar a usar sus productos impartiendo cursos de maquillaje, evidentemente para venderlos mejor. Cuando en otros MLMs se dedican a reclutar masivamente a otras personas en cada rincón del planeta, va Avon y limita su zona de reclutamiento de nuevos distribuidores. Y cuando en otros no existe ningún tipo de garantía ni período de prueba, va Avon y devuelve el dinero de sus pintalabios si el cliente no está contento.
¿Avon es recomendable?
Todo parece muy bonito y fantástico, e incluso podría parecer que recomendamos Avon, pero no es así. La competencia entre la propia red es encarnizada, aunque menos sangrienta que en Oriflame. La venta directa pura y dura de Avon es sólo para personas a las que no les importe asaltar domicilios particulares constantemente (¡enhorabuena!, Avon llama a su puerta). Los ingresos generados se quedan en unos miserables ingresos extras que sólo sirven para eso, para tener unos pequeños ingresos extras que complementen otra actividad. La capacidad de sacrificio y devoción por Avon tienen que ser tan elevados que no les importe a sus distribuidores trabajar incontables horas para acercarse a ganar un sueldo cercano al sueldo base. Muchas distribuidoras incluso tienen la fuerte creencia que los materiales proporcionados por Avon tienen un gran valor en formación empresarial y profesional.
¿Una oportunidad para qué?
Dependiendo del punto de vista con el que se mire, para perder tiempo y dinero o para curtir el alma intentando ganar algo de dinero. Pero en ningún caso para formarse como empresario ni especializarse en ninguna profesión más allá de la venta puerta por puerta, la venta más dura que existe, una venta ambulante aparentemente más glamurosa pero con menos recompensas económicas. Y para eso se trabaja, para ganar dinero y poder llenar la nevera y pagar las facturas. Más que un trabajo Avon es como un hobbie para sus distribuidores.
Avon fácilmente supera el 75% de mujeres en su red de distribuidores o representantes. Los problemas generados en este tipo de ambientes de trabajo son evidentes, pero no distintos al de cualquier otro empleo en cualquier otra empresa que predomine el sexo femenino. Se puede decir que Avon ofrece libertad e independencia en el puesto de trabajo para evitar esos problemas, pero frecuentemente esa libertad termina por disfrutarse en el sofá en lugar de tocando timbres hasta que el dedo tenga callo. Y en Avon, sin timbres no hay dinero, y sin dinero no hay libertad. Y cuando hablamos de perder dinero, todo el tiempo que se invierte en Avon es tiempo que no se está invirtiendo en otra actividad mejor remunerada. El número de distribuidoras con falta de compromiso y seriedad que vimos en Avon era alarmante para hacerse llamar emprendedores muchas de ellas.
En Avon eres tu propio jefe
Muchas empresas multinivel como Avon son una nueva forma evolucionada y modernizada de esclavitud: trabajar 25 horas al día a cambio del dinero justo para poder sobrevivir. Sin Seguridad Social, sin vacaciones pagadas, sin un sueldo medianamente estable a final de mes, sin pagas extraordinarias, sin respaldos bancarios, con un futuro muy incierto y trabajando de sol a sol para que una parte de tus comisiones las cobre el vecino o la vecina sin graduado escolar que te reclutó y tiene esos derechos sobre ti y la presunta responsabilidad de formarte. Pero el gran truco de magia está en hacerte creer que tú eres tu propio jefe y que trabajas para ti mismo.
Es preferible tener mil jefes y cobrar a final de mes para poder pagar las facturas que no tener jefes y tener que pedir dinero prestado para pagar las deudas. Y en Avon, al igual que otros MLMs en los que muchos de sus distribuidores venden algún pintalabios al mes, todos cobran de tus ventas, de la misma forma que lo hace un jefe de una empresa tradicional, pero en un MLM pueden ser miles los que cobren de ti. Esa es la teoría MLM que tanto seduce a muchas personas sin pararse a pensar sobre ello. En la práctica MLM es bien distinto porque ni el 99% de tus cientos o miles de jefes no ganan dinero, ni tú tampoco.
Las ganancias de Avon provienen de la venta de pequeñas cantidades que generan sus millones de distribuidores. Siendo así, esperar vender millones una única persona no es un sueño inalcanzable, pero sí muy poco realista. Y si la intención es que esos millones los venda tu red, tendrás que ser una persona con unas cualidades extraordinarias e invertir todavía más horas en formar a tu red para que tal vez algún día, y sólo tal vez, después de años y más años, puedas descansar y confiar en dejar de tocar timbres ganando entre 1000 y 2000 dólares de forma estable. Al menos en Avon tienes la garantía de que no desaparecerán tan fácilmente como otras estafas piramidales disfrazadas de MLM.
Alternativas para Avon
Pensémoslo fríamente. Quieres tener unos ingresos más o menos estables y vivir con menos presiones económicas que la media de población, a ser posible vivir holgadamente y disfrutar de tiempo libre. Hacerte médico o ingeniero te costaría menos tiempo (4-5 años si realmente quisieras serlo) y menos dinero de lo que tendrás que invertir en Avon para conseguirlo, y tendrás unas salidas laborales mucho más amplias y una profesión muy respetada y demandada.
¿No quieres estudiar? ¿Ya es tarde para ti y necesitas soluciones inmediatas? ¿Prefieres creer que eres emprendedor y no necesitas estudiar? Ser médico o ingeniero no significa ser empleado, y el sueldo de los profesionales en activo de ese sector es similar y más seguro del que conseguirás en Avon haciendo cuentas en un papel de lo que ganarías y nunca ganas. En realidad, en Estados Unidos un gran porcentaje de médicos y abogados son millonarios. Y si de verdad eres emprendedor, ¿qué te impediría formar tu propia clínica dental teniendo el colchón y el aval económico de un doctor que ha ejercido un par de años la profesión? Si lo único que te motiva es el dinero sin importar la profesión, la rentabilidad de una clínica dental es exagerada, y parece ser que no se ha inventado ninguna medicina para evitar tener que ir al dentista, así que es un mercado estable si te gusta la profesión.
Al igual que una clínica dental con el presupuesto justo para invertir, en una peluquería los beneficios provienen de la mano de obra, de tu formación y experiencia, con una relativa mínima inversión. Incluso se puede ampliar a un salón de belleza si el negocio va creciendo. Pero lo importante es poder mantener el negocio y cubrir sus gastos en el presente para poder tener un futuro. Claro, en Avon puedes mantener los gastos durante años desde el principio, pero el crecimiento será cero. En realidad, cualquier adolescente desempleado podría mantener su negocio en Avon si es capaz de vender la ridícula cantidad mínima de 50$ aprox. Piénsalo, ¿realmente eres emprendedor o eres autoempleado en Avon?
Un autoempleado es el último eslabón suelto de una cadena, el eslabón menos importante en una estructura empresarial, el eslabón que no soporta nada en su otro extremo. Si falta al trabajo un empleado de logística, los distribuidores podrían no recibir a tiempo los catálogos. Incluso si un cliente quiere hacer un pedido, puede saltarse al distribuidor y realizar la compra a otro de los miles y miles de distribuidores temporales que hay.
Ninguna de estas alternativas te parecerán viables, y tal vez las consideres inapropiadas y poco acertadas, pero sólo son un ejemplo para animarte a pensar sobre la estabilidad de una persona con una profesión bien definida y cotizada y una persona que busca un camino rápido y le seduce más la idea de autonombrarse emprendedor o empresario independiente por ir tocando timbres con un catálogo y unas muestras de gel de baño debajo del brazo, vendiendo para miles de personas que cobran una comisión de esas ventas.
El negocio de Avon eres tú como cliente
Cuando llevas tiempo en Avon, compruebas que a ningún cliente le haga ninguna gracia esperar 15 días para que le lleves un pintalabios que sólo ha visto por catálogo. Puedes hacer pedidos urgentes cualquier día del mes, pero tus ingresos se reducirán aún más. Y si no lo haces, tu cliente invertirá menos minutos de los que perdió contigo en ir a comprarlo a la tienda donde puede verlo y tocarlo. Eso si no llevas muestras, las cuales incomprensiblemente Avon te vende a ti, y tendrás que comprarlas si quieres vender mejor. Y justo ahí es cuando te das cuenta de que no eres un distribuidor sino que eres un consumidor perpétuo sin ninguna vinculación profesional, exactamente igual que tus clientes no la tienen contigo más allá de la compra de lo que les vendes.
A efectos legales para Avon, eres un consumidor final, aunque tú sigas emocionado por tener tu propio negocio creyendo que eres un empresario independiente. Y ese es otro muy buen truco de magia: al tener tu negocio tienes que invertir en él, y no les costará mucho convencerte de ello, así que harás todo lo posible por seguir realizando tus compras y Avon tendrá un consumidor fiel que compra regularmente, igual que si comprases en una panadería de barrio y luego le vendieras el pan más caro a tu vecina. Sí, se podría considerar que tienes un negocio de reventa considerando que cualquier acto de compra-venta es un negocio, incluyendo la compra-venta entre particulares.
Vender tu Mercedes-Benz de segundamano también es un negocio pero oficialmente no eres distribuidor de Mercedes-Benz sino un mero cliente que compró un Mercedes a Mercedes-Benz. Para ser distribuidor oficial de muchas empresas necesitas cumplir unos requisitos para representar a la empresa oficialmente. En Avon, sólo cumplir con el pedido mínimo, como buen consumidor.
Avón lanzó varias campañas en televisión, entre ellas para Avon Venezuela, pero no vendía ningún producto, buscaba distribuidoras. Es mucho más efectivo ofrecer una oportunidad para trabajar que competir en televisión para conseguir clientes con sus pintalabios. Conseguir una distribuidora es mucho más rentable para ellos porque, lo que han conseguido en realidad, es un cliente que realizará unos pedidos mínimos de sus productos. Y salió un nuevo conejo de la chistera de Avon: un nuevo consumidor que va a comprar sus productos sin ni siquiera haberlos visto ni saber cuánto cuestan.
Únete a Avon, no lo dudes
Si eres estudiante y llevas el catálogo de Avon entre tu material escolar, puedes vender algún cosmético en tu Universidad y puede ayudarte a financiarte alguna salida nocturna el fin de semana, pero dedicar más tiempo a Avon que a tus estudios podría provocarte un daño y retraso en tu educación difícilmente reparable. Si eres ama de casa y ya no estás en edad de repartir pizzas en motocicleta a media jornada por un sueldo muy superior, probar a enseñarle el catálogo de Avon a tus vecinas no te hará ningún daño. Pero si pretendes hacer de Avon un negocio lucrativo y convertirlo en tu fuente de ingresos principal, no hagas planes para los próximos 10 años y empieza a asesorarte sobre los compromisos legales necesarios para no incurrir en fraudes fiscales, gastos que tendrás que deducir de tus ganancias si eres honrado y quieres cumplir la Ley.
Si necesitas ganar dinero rápido y estás en paro, tu trabajo es buscar trabajo al menos 8 horas al día, sin descanso y sin pausa, de la misma forma que tendrías que tocar timbres en Avon para poder ganar algún dinero. Dependiendo de tu preparación y experiencia, unidas a tu disponibilidad geográfica e interés en trabajar cueste lo que cueste, conseguirás un empleo digno en cuestión de días, segurísimo, independientemente de la crisis. Y si honestamente te dejas la vida en buscar un empleo digno y no lo encuentras, siempre te quedará Avon, que aunque sigas en paro y con deudas, al menos no estarás parado(a). Seguro que algo vendes del extenso catálogo de productos que tiene esta empresa de venta directa con valor y un par de horas cada día de la semana.
Lo gratificante es que, con el tiempo, los clientes te llaman para hacerte pedidos y solicitan los nuevos catálogos de Avon, aunque seguramente al principio las ganancias las inviertas en gasolina para llevárselos a casa. Organízate por bloques y comunidades de vecinos y tal vez las entregas de Avon te salgan rentables y puedas generar ingresos decentes. Y sobre todo al principio, recuerda que ganas más de tus propias ventas que de las ventas de tu red, así que no te ilusiones porque alguien de tu red vendió una sombra de ojos cuando la podías haber vendido tú. Al principio necesitas dinero para sobrevivir, y Avon es una jungla. Si no te gusta ser el león entonces terminarás siendo el conejo en una empresa como Avon, y en esta ocasión no serás el conejo que sale de la chistera.
Si hay algo que nos gustó mucho de Avon es que una inmensa mayoría de distribuidoras ni siquiera sabían quién era Robert Kiyosaki, y eso quería decir que estaban más preocupadas en vender pintalabios y seguir realizando sus pedidos mínimos que en vender teorías y cuadrantes dibujados en papel para hacerse millonario. Esa es la que apuntaríamos como la principal diferencia entre Avon y el resto de mutiniveles y esquemas piramidales: la ilusión de ganar dinero vendiendo cosméticos frente a la ilusión de hacerse millonario vendiendo parcelas en el paraíso.
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